Encorvadas

La vida un día y otro cuesta arriba, sin final,
sin ánimo en el alma, sin fe sobre los hombros,
sombra de culpabilidad en cada paso adelante
y siempre ausencia de apoyo, valía o reconocimiento.

¿Cuándo la diferencia cambió en dominio
y el dominio en abuso, y éste en humillación?
Si la religión es religación con Dios, de todos,
soñemos una iglesia libre de supremacías.

Aun fuerte el espíritu que enferma y encorva
¡Enderezamos por fin nuestra conciencia!
Y haciendo memoria de nuestra oculta entrega
soltemos el fardo de servidumbres impuestas.

Y no caigamos en el poder y la venganza inversos
hasta probar y gustar el pan de la igualdad,
hasta lograr un reparto de cargos y de cargas
en la órbita de la diversidad y el respeto. Amén.

(Seve Lázaro, SJ)