Coloquio, elegidos para amar

Mi Señor, tú que me has elegido para amar, concédeme la gracia de amar sin esperar nada. De salir fuera y mirar: quién necesita, quién espera, quién llama, quién grita, quién es más preferido ante tus ojos. Ayúdame Señor y no me dejes hacer distinción. Todos somos tus hijos, diversos en razas, religiones y pensamientos, y, sin embargo, todos tenemos cabida en tu mesa fraterna. Que no sea yo, Señor mío, quien aparte a nadie de tu mesa.