Profecías
El desamado ya no estará solo.
El cobarde se alzará,
dispuesto para la lucha.
Quien se consume en rencor
descubrirá el perdón.
El nostálgico abrirá, al fin,
la puerta al futuro.
El inseguro escuchará
la interior voz de un amor eterno.
Quien duda sabrá que era verdad.
El violento aprenderá compasión.
El cínico recobrará la inocencia
de antaño.
El poderoso se ceñirá una toalla
y limpiará las llagas del herido.
Todo esto, y mucho más,
ocurre ahora,
cada vez que Tu Palabra
echa raíz en mi tierra árida,
y sacude mis entrañas
tu Evangelio.
(José María R. Olaizola, sj)