Profecías

El desamado ya no estará solo. El cobarde se alzará, dispuesto para la lucha. Quien se consume en rencor descubrirá el perdón. El nostálgico abrirá, al fin, la puerta al futuro. El inseguro escuchará la interior voz de un amor eterno. Quien duda sabrá que era verdad. El violento aprenderá compasión. El cínico recobrará la inocencia de antaño. El poderoso se ceñirá una toalla y limpiará las llagas del herido. Todo esto, y mucho más, ocurre ahora, cada vez que Tu Palabra echa raíz en mi tierra árida, y sacude mis entrañas tu Evangelio. (José María R. Olaizola, sj)