Confianza y misión

Dios me ha creado para prestarle algún servicio concreto. No me ha creado en balde. Haré el bien, haré su trabajo; seré un ángel de la paz, un predicador de la verdad en mi lugar propio, aun sin pretenderlo, si guardo sus mandamientos y le sirvo en mi vocación. Por lo tanto, confiaré en él. Quienquiera que yo sea, dondequiera que esté, nunca se me puede desechar. Si estoy enfermo, mi enfermedad le puede servir; si perplejo, mi perplejidad le puede servir; si apenado, mi pena le puede servir. Mi enfermedad o perplejidad o pena puede ser la causa necesaria para algún gran fin que está muy por encima de nosotros. Él no hace nada en vano; puede que alargue mi vida, puede que la acorte; él sabe lo que quiere. Puede que me quite los amigos, puede que me arroje entre extraños, puede que me haga sentir desolado, que me hunda el ánimo, que me esconda el futuro; con todo, él sabe lo que quiere. (John Henry Newman)