Examen del mal amor

Si a quien llamas hermano, desprecias a distancia.
Si en su cara sonríes y a la espalda rechazas.
Si profieres reproches con estudiada calma.
Si siempre encuentras pegas pero nunca alabanzas.
Si golpeas tu pecho con fingida tristeza mientras miras al otro desde torre lejana.
¿De qué sirve tu fuego? ¿de qué vale tu llama si una bola de orgullo se te ha anclado en la entraña?
¿A quién llegan los besos que camuflan espadas?
¿Para qué vale un árbol que no extiende sus ramas?
¿A dónde irán un día los abrazos sin alma?

(José María R. Olaizola, sj)