Apóstol

Vamos, amigo,
no te calles ni te achantes,
que has de brillar
como fuego nocturno,
 como faro en la tormenta,
con luz que nace
en la hoguera de Dios.
Vamos, amigo,
no te rindas ni te pares,
que hay quien espera,
anhelante, que compartas
lo que Otro te ha regalado.
¿Aún no has descubierto
que eres rico para darte
a manos llenas?
¿Aún no has caído en la cuenta
de la semilla que, en ti,
 crece pujante fértil, poderosa,
y dará frutos de vida y evangelio?
Vamos, amigo.
 Ama a todos
con amor único y diferente,
déjate en el anuncio
 la voz y las fuerzas,
ríe con la risa contagiosa
de las personas felices,
 llora las lágrimas valientes
del que afronta la intemperie
Hasta el último día,
hasta la última gota,
hasta el último verso.
En nombre de Aquel
 que pasó por el mundo
 amando primero.
(José María R. Olaizola, sj)