Quédate

Quédate, Señor. Cuando nos puedan las dudas, cuando nos muerdan los miedos, cuando nos falten las fuerzas, cuando se apaguen los sueños y se acallen los deseos. Quédate, recuérdanos tu evangelio, escrito en el universo desde el origen del tiempo. Parte tu pan y ábrenos los ojos, hasta que, reconociéndote, salgamos corriendo a proclamar la victoria, tu justicia y nuestra alegría. (Rezandovoy)