Quédate
Quédate, Señor.
Cuando nos puedan las dudas,
cuando nos muerdan los miedos,
cuando nos falten las fuerzas,
cuando se apaguen los sueños
y se acallen los deseos.
Quédate, recuérdanos
tu evangelio, escrito
en el universo
desde el origen del tiempo.
Parte tu pan
y ábrenos los ojos,
hasta que, reconociéndote,
salgamos corriendo
a proclamar
la victoria,
tu justicia
y nuestra alegría.
(Rezandovoy)