Adviento
De las espadas se harán arados
y de las lanzas, podaderas.
Las palabras serán puentes
con los que se salven abismos.
Las memorias difíciles
nos harán más sabios.
Las vivencias felices, más humanos.
Las preguntas avivarán la imaginación
y las respuestas alumbrarán nuevas búsquedas.
Los enemigos se sentarán, sin rencor,
en una misma mesa,
y desenterrarán motivos para el encuentro.
Se alzará el que se encoge asustado,
y el sobrado bajará de su peana.
El caprichoso abandonará la edad del “quiero”
para adentrarse en la tierra de la gratitud y el asombro.
Losas de culpa y remordimiento
estallarán en mil pedazos
cuando la misericordia pose su mano
sobre el corazón de piedra.
El futuro ya está aquí,
donde la espera es activa
y nos lleva a desenterrar
el evangelio escondido.
(José María R. Olaizola, sj)