Echad las redes

Vacías salen las redes
del mar de los espejos.
No hay pesca
tras la siesta de narciso,
empeñado en encontrarse
a sí mismo en el agua.
Nada recogeremos
si la brega solo busca
mantener las cosas
en el estado de siempre.

No has de ser, pescador,
un héroe solitario,
buscador de tu propio reflejo,
ni guardián de las esencias.

Para pescar,
echa las redes
al otro lado.
Hazte amigo, soñador
y discípulo.
Hazte compañero
de otros, embarcados
para atrapar cosecha
abundante
de proyectos y vidas,
que han de calmar
el hambre más honda
que retuerce el estómago
del mundo:
hambre de amor.

(José María R. Olaizola, sj)