El Salmo 138, al modo de Dios
Yo te sondeo y te conozco,
y tal y como eres, te quiero.
Sé lo que haces,
cuando te sientas o te levantas,
cuando ríes o lloras,
cuando estás feliz o cuando huyes.
De lejos comprendo tus pensamientos,
y sé distinguir tu camino y tu descanso.
Todas tus sendas me son familiares.
Antes de que digas nada
yo ya sé lo que vas a decir.
Te envuelvo con mi presencia,
que es cuidado,
estoy detrás y delante,
en tu pasado y en tu futuro,
te rodeo.
Te entiendo más de lo que tú puedes entenderte,
más de lo que tú abarcas.
¿Dónde irás lejos de mí?
¿Dónde vas a esconderte de mí?
Si subes a lo alto,
allí estoy.
Si te sumerges en un abismo,
allí me encuentras.
Si vuelas hasta el margen de la aurora
o emigras hasta el confín del mar,
allí te alcanzarán mis manos,
convertidas en caricia y en abrazo.
(Rezandovoy)