¡Ánimo!

¡Ánimo a los desanimados!
Valor a los asustados
Resistencia a los zarandeados.
Amor a los desabrazados.
Paciencia a los urgidos.
Abrazo a los desolados.
Coraje,
ante tanta tormenta sin techo,
ante tanto misterio,
ante la vida problemática
y la muerte, prematura siempre,
pero a veces más.
Alegría a los entristecidos.
Amistad a los abandonados.
Libertad a los encadenados.
Sanación a los entumecidos.
Comunión,
ante tanta alambrada hostil,
tanto puente caído
y tanto silencio hiriente,
ante tanto desencuentro
clavado en memoria y entraña.
En el mundo tendréis tribulación,
pero ánimo, yo he vencido al mundo.

(José María R. Olaizola, SJ)