También hoy

La gente quiere escalar posiciones, subir a las cumbres, a los rascacielos de los poderosos, al podio de los triunfadores… pero tú hablas de subir a Jerusalén, camino de la incomprensión y la cruz. También hay hoy muchos lugares donde proclamar el evangelio implica riesgo y dolor.
¿Y yo, a dónde voy?

La gente quiere sentarse a tu derecha o a tu izquierda, en puestos de privilegio, por encima de los demás… pero tú no estás en esas alturas que imagina. Estás agachado, acariciando heridas ajenas, y a tu lado hay sitio para todos.
Hoy sigue habiendo muchos pies que lavar, muchas heridas que abrazar, muchas vidas que acoger. Muchas soledades sin compañía. Muchos llantos sin consuelo. Muchas hambres sin pan.
¿Beberé el cáliz del servicio?

La gente quiere tener control, poder, prestigio, influencia, autonomía, grandeza… pero tú propones la capacidad y disposición de darse.
Y hoy sigue batallando en cada uno de nosotros la ambición y la humildad, el poder y el servicio, el egoísmo, y el amor.
Y yo, ¿cuál es mi batalla?

(Rezandovoy)