Memorias de Saulo

…¿Cómo es posible? ¿Qué era esa luz? ¿O quién? Porque era alguien. Pero, ya sé quién… Me dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Y desde entonces no dejo de darle vueltas. Porque a quien yo he perseguido es a Jesús. Su memoria. A sus seguidores. Su forma de hablar de Dios. Todo me molestaba. Como también me inquietaba la insistencia, de sus amigos, en que estaba vivo tras la muerte. Y ahora, él mismo me ha dicho: “Soy Jesús, a quien tú persigues”. Desde entonces estoy ciego. No veo nada. Y, sin embargo, creo que es al revés. Estaba ciego antes. Equivocado. Perseguía. Odiaba. Encarcelaba… porque no comprendía. Pero era verdad. Ahora que no veo la luz de fuera, sin embargo brilla dentro una luz mucho más fuerte. Es amor. Es perdón. Es reconciliación. Noto la inquietud de quienes me rodean. Me miran ahora con sospecha, con recelo… lo comprendo. Me ven como un enemigo. Pero yo sé que Jesús me ha elegido como instrumento suyo. Toda la pasión que un día puse en perseguirle, la puedo volcar en proclamar su verdad. Me ha dado otra oportunidad, como a tantos otros, antes y después… y ahora sé que este es mi camino. (Rezandovoy)