Levanta tu corazón

Levanta tu corazón cuando caigas, despacito, con humildad ante Dios, consciente de tu miseria, sin extrañarte de haber caído. Pues no es extraña la fragilidad en lo frágil, la limitación en lo limitado y la debilidad en lo débil. Pero siente de verdad el mal cometido; siente haber vuelto la espalda a Dios. Y con gran ánimo y confianza en su misericordia, vuelve a caminar bajo su luz, que habías dejado apagarse.
(adaptación de un texto de san Francisco de Sales)