¿Porque yo lo valgo?

No es mi dignidad
la condición
de tu entrega.
Tú no te me das
porque yo lo valga.
Tu sacrificio
no es consecuencia
de mis modos
y virtudes.
Tu amor es primero.
Tu lealtad, previa.
No esperas
a que te merezca
para partirte
y darme Tu vida.

Si presumo
de méritos,
recuérdame
las sombras.
Si alardeo
de cumplimientos,
señala Tú
las huellas
de mi barro.
Si paseo, ufano,
reclamando un pago
por los servicios prestados,
confronta mi arrogancia.
No, Señor, yo no soy digno.
Lo eres Tú.

(José María R. Olaizola, SJ)