Dios de vida
Eres un Dios de vida,
no de muerte o violencia
no de guerra,
ni de indiferencia.
La vida en germen,
que crece, invisible;
la vida recién nacida,
con todo por escribir;
la vida capaz de admirarse
con ojos de niño
al descubrir el mundo;
la vida bulliciosa
del joven que explora
la edad de las posibilidades;
la vida encarnada
de quien ya ha elegido,
y conoce la tierra que pisa;
la vida otoñal, que conjuga
sabiduría y cansancio,
memorias y afectos,
viejos anhelos
y aún nuevas ilusiones.
La vida que se encamina
a un nuevo mañana.
La Vida prometida,
eterna,
contigo.
(José María R. Olaizola, SJ)
no de muerte o violencia
no de guerra,
ni de indiferencia.
La vida en germen,
que crece, invisible;
la vida recién nacida,
con todo por escribir;
la vida capaz de admirarse
con ojos de niño
al descubrir el mundo;
la vida bulliciosa
del joven que explora
la edad de las posibilidades;
la vida encarnada
de quien ya ha elegido,
y conoce la tierra que pisa;
la vida otoñal, que conjuga
sabiduría y cansancio,
memorias y afectos,
viejos anhelos
y aún nuevas ilusiones.
La vida que se encamina
a un nuevo mañana.
La Vida prometida,
eterna,
contigo.
(José María R. Olaizola, SJ)