A su manera
Está en cada corazón,
en cada memoria,
en cada esperanza.
Está en canciones
y en poemas,
en plegarias
y en historias.
Es fuente de alegría,
y a veces de zozobra.
Se aprende a vivirlo.
Nos hace humanos.
Nos acerca a Dios.
Nos abre a los otros.
Nos mueve.
Sus frutos son
la justicia,
la compasión,
la alegría,
la concordia.
Hay un amor
que aprendemos en Dios,
El que nos mira
con infinita ternura,
El que cree en cada uno,
El que anhela el bien
de todo ser humano.
Un amor que late
en ti.
(José María R. Olaizola, SJ)
en cada memoria,
en cada esperanza.
Está en canciones
y en poemas,
en plegarias
y en historias.
Es fuente de alegría,
y a veces de zozobra.
Se aprende a vivirlo.
Nos hace humanos.
Nos acerca a Dios.
Nos abre a los otros.
Nos mueve.
Sus frutos son
la justicia,
la compasión,
la alegría,
la concordia.
Hay un amor
que aprendemos en Dios,
El que nos mira
con infinita ternura,
El que cree en cada uno,
El que anhela el bien
de todo ser humano.
Un amor que late
en ti.
(José María R. Olaizola, SJ)