La primera piedra

«El que esté libre de pecado
que tire la primera piedra».

Poco más hay que decir.

El milagro es que te escuchen.
Que comprendan tus palabras.
Que dejen caer al suelo
cada pedazo de roca
y decidan no avanzar
por la calle de la furia.
El milagro es que, al oírte
se descubran, reflejados
en esa mujer que llora
por todo lo que se ha roto
en su vida y en su historia.

Inesperada victoria
de una humildad renacida.

Tentación es, en la vida,
destrozarnos a pedradas.
Es complicado mirarse
y reconocer las sombras.
Solo cuando tú las nombras
algo se mueve por dentro.
Es más fácil arrojarnos
piedras, insultos, lamentos.
Escondernos tras fachadas
de perfección aparente.

Pero tú insistes, paciente.

«El que esté libre de pecado
que tire la primera piedra».

(José María R. Olaizola, SJ)