¿Quieres ganar la vida?
Déjame contarte algo. Tengo que sufrir mucho. Los ancianos. Los sabios, los guardianes de las esencias y de la ley, los que dicen hablar en nombre de Dios, me perseguirán y me matarán, aunque resucitaré al tercer día. Pero mi camino, hasta entonces, pasa por la cruz. Cruz que es incomprensión, que es soledad, que es vaciarse, que es renuncia, que es un amor que no pone condiciones. Si tú quieres venir conmigo, tienes que negarte a estar siempre buscando tu propia realización, tu propio bienestar, tu propio ego. Toma la cruz, al cargar con la complejidad de este mundo y con el dolor de los pobres. Y sígueme. El que vive solo para un bienestar aparente termina perdiendo la vida. El que la da a mi modo la vive en plenitud. ¿De qué te serviría una vida cómoda, si por el camino pierdes el evangelio, el sentido, la bienaventuranza?
(RV, adaptación de Lc 9,22-25)
(RV, adaptación de Lc 9,22-25)