Sigue la estrella

No te conformes
con sombras.
Busca la luz.
Si un fulgor despierta
en ti ansias de otra vida,
hambre de amor
o anhelo de justicia,
deja atrás las seguridades
y persigue la estrella.
Adonde quiera llevarte, vete.
Allí, en una cuna improbable
encontrarás respuestas.
Descubrirás a Dios
arropado por los excluidos
de todas las eras de la historia.
Verás al todopoderoso
con las manos vacías.
Oirás su corazón, latiendo
al ritmo de esta humanidad atribulada.
Escucharás el llanto
de todos los inocentes
que no tienen posada
en un mundo inhóspito.
Justo ahí, en ese punto,
está la encrucijada,
y tú tendrás que elegir:
adorarlo o ignorarlo.
Entregarle tus dones
o guardarlos para ti.
Compartir la intemperie
o secuestrar a Dios
para encerrarlo en jaula de oro.
Hacerte discípulo
o espectador.
La decisión es tuya.

(José María R. Olaizola, SJ)