Velad

Atiende.
No por miedo
o agobio; ni por obligación.
No por mandato.

Atiende… por esperanza.
Con la ilusión del crío,
el estómago aleteando
de pura impaciencia,
los pies bailando,
y los ojos inquietos
desnudando el horizonte.
Muévete, busca,
trastea en cada rincón
de la vida, interroga
a todos los rostros,
«¿acaso eres tú?»
Escudriña, descifra
una verdad liberada
más allá del muro de las apariencias.

La respuesta está a tiro.
Es palabra, profecía y promesa.
Es memoria e historia,
es futuro.
Es Dios, que vino,
que viene y vendrá.
Es el único anhelo
que merece
que le entregues
todo.

Atiende.
El Amor va a pasar.

(José María R. Olaizola, SJ)