Contradicción del amor fraterno

Soy así, una pecadora…
No vengas a tratar de enseñarme
que eres un santo
que tienes el cielo en la mano
y que me lo quieres dar.

No me digas «hermanita».
No me quieras manejar.
Atiéndeme hermano como soy.
¡Sí! Así como soy…

Tú dices que me quieres amar,
entonces… no me critiques,
no me censures…
no me tapes cuando ya no te sirvo
o no me quieras mirar.

¿Me quieres querer?
muéstrate como Él,
que me dio la luz
–no me censura,
no me critica–,
me ama, me acepta, me abraza.
¡Me amó hasta la cruz!

(Alicia Boza)