Samaritano

¿Qué viste, samaritano,
para detener tu marcha?
¿No llevabas prisa,
como tantos
que, antes que tú,
pasaron de largo?
¿Nadie te esperaba en casa?
¿Es que ya conocías
al hombre del camino?
Si fuera tu hermano,
tu vecino, tu amigo,
tu generosidad
tendría más sentido.
Pero, ¿por qué cargar
con un extraño?
¡Qué ganas de complicarte el día!
¿No sabes que siempre hay caídos,
y si abres la puerta
no te dejarán cerrarla?
¿Por qué lo hiciste?
¿Por qué lo haces?
Samaritano imprudente,
¿por qué me amenazas
con tu compasión,
que descubre
todas mis resistencias?

(José María R. Olaizola, SJ)