Dios de todos

Eres el Dios de los frágiles,
los débiles, los impuros,
los que tiran la piedra,
y los que reciben la pedrada.
Los que acogen
la buena noticia
y los que, sobrados,
le dan la espalda.
El Dios de los creyentes
y de los ateos, que te ignoran
aunque viven en Ti.
De los que etiquetan, y los etiquetados,
los que clasifican y los desclasados,
los fiscales, y los defensores,
los correctos, los incorrectos,
los inamovibles
y los que no se están quietos.
El Dios de los clásicos
y el de los transgresores.
Dios de los gélidos, los tibios
y los ardientes.
Dios de los satisfechos
y los descorazonados,
los valientes
y los acobardados.

Eres Dios de todos.
¿Por qué no terminamos
de entenderlo?

(José María R. Olaizola, SJ)