Credo cotidiano
Creo en Vos,
bebé parido de vientre humano
en el pesebre de la vida
y acunado de brazo en brazo.
Entre el perfume de madera y
el pan amasado
vas oliendo la pasión del Padre
por este mundo llagado.
Amor desbordado que despierta tu vida
con este Reino arriesgado que llega
abriendo paso a los últimos, a los rotos,
a los olvidados.
Creo en Vos,
eterno Enamorado:
de lo perdido e insignificante,
de los pobres y tristes,
de lo abandonado y abatido,
de lo entrañable que gesta magníficats,
del obrero, obrador de sueños,
de lo verdadero y libre que seduce
más y más.
Creo en Vos,
Señor del silencio,
que grita con los crucificados
en cada calvario.
Creo en Vos,
Palabra hecha Carne,
que invitas a la muerte-entrega del día a día
para en la carne tatuar tu Pascua
y resucitar.
(Malvi Baldellou)
bebé parido de vientre humano
en el pesebre de la vida
y acunado de brazo en brazo.
Entre el perfume de madera y
el pan amasado
vas oliendo la pasión del Padre
por este mundo llagado.
Amor desbordado que despierta tu vida
con este Reino arriesgado que llega
abriendo paso a los últimos, a los rotos,
a los olvidados.
Creo en Vos,
eterno Enamorado:
de lo perdido e insignificante,
de los pobres y tristes,
de lo abandonado y abatido,
de lo entrañable que gesta magníficats,
del obrero, obrador de sueños,
de lo verdadero y libre que seduce
más y más.
Creo en Vos,
Señor del silencio,
que grita con los crucificados
en cada calvario.
Creo en Vos,
Palabra hecha Carne,
que invitas a la muerte-entrega del día a día
para en la carne tatuar tu Pascua
y resucitar.
(Malvi Baldellou)