Orden de partida
Nos dijiste: poneos en camino…
(A quien se queda en casa y a lo suyo
no le da el corazón para más incumbencias
que tristear a solas).
Nos dijiste: poneos en camino…
(Y como explica el otro: a aquellos que no andan
les suena el corazón como un cencerro).
Oh, pobres de nosotros.
Un par de cosas bastan para no ir tras de ti:
el perfil de una flor, el canto de algún pájaro…
Nos dices todavía: dejad a un lado
tantos bultos inútiles,
los deseos vacíos, las querencias de nada.
Andar es lo que importa.
No quedarnos ahí en la cocinilla
a recontar los días de abstinencia
y otras devociones.
¡Señor, que te sigamos
con la intemperie a cuestas!
(Valentín Arteaga)
(A quien se queda en casa y a lo suyo
no le da el corazón para más incumbencias
que tristear a solas).
Nos dijiste: poneos en camino…
(Y como explica el otro: a aquellos que no andan
les suena el corazón como un cencerro).
Oh, pobres de nosotros.
Un par de cosas bastan para no ir tras de ti:
el perfil de una flor, el canto de algún pájaro…
Nos dices todavía: dejad a un lado
tantos bultos inútiles,
los deseos vacíos, las querencias de nada.
Andar es lo que importa.
No quedarnos ahí en la cocinilla
a recontar los días de abstinencia
y otras devociones.
¡Señor, que te sigamos
con la intemperie a cuestas!
(Valentín Arteaga)