Transfigurar

Transfigurar cada instante con el halo
de la belleza. En cada ojo
que te mira, saber que se halla oculta
una súplica de amor.

Pasar haciendo el bien, acariciando
las cosas y los hombres
como si fueran una flor o una estrella
que nos hubiera nacido entre las manos.

Regalar la sonrisa sin usura
y agradecer a todo cuanto existe
el hecho de existir.

Hacer de cada día un cuadro
de colores alegres, compasivos,
cálidos, transparentes y acordados.

Caminar en silencio, con el alma
abierta a los cuatro cardinales.
Ser una nota más en el himno grandioso
del palpitar pausado de los mundos.

Estar a gusto aquí,
en el Tabor glorioso de este instante,
y dejar si es posible nuestra huella
en la pasión de la palabra justa
o en el temblor de la justa pincelada.

(Adolfo Sarabia)