Entonces, ¿qué hacemos?

¿Qué hacemos con los pies de barro,
con los sueños rotos,
con las noches de vigilia
y las puertas cerradas?
¿Qué hacemos con la fe asediada,
el amor negado,
los golpes injustos,
y el desaliento?
¿Qué hacemos con la pobreza,
con el fracaso, con el hambre,
con la guerra,
con la tristeza
que campa a sus anchas
por tantas vidas?
No rendir la esperanza
ni blindarnos contra la tormenta,
no renunciar a los sueños,
seguir buscando la llave
que abra la vida,
que libere la alegría
que desencadene
la paz,
la abundancia,
la justicia.
Y seguir confiando,
que con nuestro barro
haces tú milagros.

(José María R. Olaizola, sj)