Dios en nuestras batallas

¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios del consuelo! Nunca te olvides de que él te alienta en tus luchas, hasta el punto de que tú puedes dar ánimo y coraje a otros en sus propias batallas. Con ese mismo empuje que recibes de Dios contagia entusiasmo, convicción y entrega. Si ante la cruz te impresiona y te alcanza el sufrimiento de Cristo, más aún ha de alcanzarte y alegrarte la alegría que nace de su victoria. Te tocará luchar para vencer con otros. Dios te dará aliento, para que alientes a otros que también luchan por vivir, con integridad y coraje, el evangelio. Si se te apaga la esperanza, la encontrarás en quienes aún esperan. Si te cuesta el camino, no lo haces solo. A veces ayudarás, y otras te ayudarán. Porque eso hace Cristo en nosotros.

Adaptación libre de 2Cor 1, 1-7 (Rezandovoy)