Las excusas de Herodes

Voz 1: ¿Quién es ese tal Jesús? ¿Será Juan Bautista revivido? Yo ordené que lo decapitaran, y bien lo siento. Pero, ¿qué iba a hacer? Por una parte, el bautista no dejaba de criticarme. Denunciaba que yo había incumplido la ley al casarme con Herodías. Y teníais que oírla a ella, no lo soportaba. Todo se lió por una promesa innecesaria. Fue en mi cumpleaños. Deberíais haber visto a Salomé, cómo bailaba… le prometí que le daría lo que quisiera. Cualquiera lo hubiera hecho. Teníais que haberlo visto. ¿Cómo iba a saber yo que me pediría la cabeza del bautista? Su madre le metió esa idea en la cabeza. En lugar de pedir dinero o joyas, que era lo normal. Pero, ¿cómo iba yo a volverme atrás? No fue culpa mía…

Voz 2: No te engañes, Herodes. Somos responsables de nuestras decisiones. Y cuando eliges lo injusto, cuando silencias a las voces incómodas aunque sepas que dicen la verdad, cuando tu propio prestigio pesa más que la decencia... entonces, no busques excusas: has elegido el camino del mal.

(Rezandovoy)