Fresca intrusión

Sopla sobre ella.
¡Deprisa!
No dejes que se apague.
Mantén vivas sus cenizas,
aunque su llama no alumbre
todo lo que oscurece tu vida.

Déjala entrar y salir
y que a su paso
desmantele el torrente
de tus negatividades:
tu cólera, tu culpa,
tu odio, tu hostilidad.

En la desesperación
que te acose y asalte
será contrafuerte.
Y en el gozo
que te visite
te llevará sobre ruedas.

Si caminas de su mano,
ella te enseñará
a vivir sin prevenciones,
confiado en esa bondad última
que lo cubre todo
y cuida de todos.

Si la buscas, la encontrarás,
su nombre es ALEGRÍA.

(Seve Lázaro, sj)