La fe que me pides

Yo, también, como Tomás,
pido aclaraciones,
quiero tocar para creer,
me resisto a lanzarme
más allá de lo seguro.
Entiéndeme,
querría no dudar.
Pero a veces dudo,
vacilo, pregunto,
regateo
para conseguir
más certezas
y menos brumas.
Tú te plantas en medio,
me enseñas las heridas
infligidas en tu mundo,
en tus hijos,
en esta creación
atormentada.
Me muestras
los destellos
de la resurrección
en los golpes
que empiezan a sanar.
El corazón comienza a vibrar.
Tú me dices que crea.
Dame Tú, Señor,
la fe que me pides.

(José María R. Olaizola, sj)