Despabílame

Despabílame, Señor:
cuando me adormezca la rutina.
Desordéname:
cuando todo esté ordenado.
Sírveme y lávame
cuando me engolosine de autosuficiencia.
Lléname de pobres y de rostros
cuando crea que la apariencia me enriquezca.
Sedúceme:
cuando amores de vidriera intenten conquistarme.
Conquístame:
cuando todo se pierda.
Incomódame:
cuando las comodidades ganen.
Gáname:
cuando me pierda en mis fracasos.
Dame tu Vida,
cuando la muerte de cada día
quiera matarme.
Encuéntrame hoy y siempre:
más aún cuando me canse de buscarte.

(Malvi Baldellou)