Y tengo amor a lo concreto

No basta un «habría que»
para dar forma a los sueños.
Pintar el amor
en muros de piedra
no garantiza vivirlo.
Conformarse
con listas de canciones tristes
es jugar a los náufragos.
La profecía no puede ser tan solo
un eslogan de camiseta.
No hay expertos en todo.

De poco sirve un quizás
cuando nos pides un «sí»;
de nada, un «alguien lo hará»,
cuando tú esperas un «yo».

Es la constante tensión
que atraviesa nuestros días:
sobrevolar o zambullirnos.

Tú pones la encrucijada,
y nos dejas la decisión:
vender aire
o ser testigos del Reino.

(José María R. Olaizola, sj)