Danos la paz
Jesús, tú que dijiste: «La paz os dejo, mi paz os doy. No os la doy como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo».
Tú, que eres llamado Príncipe de la Paz, que eres tú mismo nuestra paz y reconciliación y que tantas veces dijiste «Paz a vosotros», concédenos la paz.
Haz que todos seamos testigos de la verdad, la justicia y el amor fraterno. Destierra de nuestros corazones todo lo que pueda poner en peligro la paz.
Ilumina a nuestros gobernantes para que puedan garantizar y defender ese gran don que es la paz.
Que todos los pueblos de la tierra se conviertan en hermanos y hermanas.
Que la ansiada paz florezca y reine siempre sobre todos nosotros.
Que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde nuestros corazones y nuestras mentes.
Y María, Nuestra Señora, Reina de la Paz, ruega por nosotros. Amén.
(Michael Holman, sj)
Tú, que eres llamado Príncipe de la Paz, que eres tú mismo nuestra paz y reconciliación y que tantas veces dijiste «Paz a vosotros», concédenos la paz.
Haz que todos seamos testigos de la verdad, la justicia y el amor fraterno. Destierra de nuestros corazones todo lo que pueda poner en peligro la paz.
Ilumina a nuestros gobernantes para que puedan garantizar y defender ese gran don que es la paz.
Que todos los pueblos de la tierra se conviertan en hermanos y hermanas.
Que la ansiada paz florezca y reine siempre sobre todos nosotros.
Que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde nuestros corazones y nuestras mentes.
Y María, Nuestra Señora, Reina de la Paz, ruega por nosotros. Amén.
(Michael Holman, sj)