Peregrinos

Todos somos peregrinos
a veces sin saberlo.
Estamos de paso
en la historia,
en las vidas que se cruzan,
y en lugares que habitamos.
No los poseemos.
No los dominamos.
No los retenemos.
Solo podemos agradecer
el tiempo que se nos da,
los nombres amados,
la misión recibida.
Peregrinos, nunca solos,
rodeados del Misterio
y abiertos a lo eterno.
Nuestra huella, si acaso,
ha de dejar sembradas
semillas de fe y justicia.
En nuestro viaje
toma cuerpo
una encarnación distinta
que culminará, ya resucitados,
en el último abrazo,
con todos los caminantes
que ya han llegado a la meta.

(José María R. Olaizola, sj)