Siembra

Es tu estirpe.
Es lo fecundo que siempre vence.
Es el potencial cobijado.
Es la fuerza que estalla y brota.
La tierra acogedora,
la semilla imperceptible, aunque gigante.
Tu amor potente,
tu corazón ardido,
tu entrega siempre latente.
Y mi buscarte que se hace
arado torpe, grano esparcido.
Nadie habla de cosecha,
–por ahora, susurra el poeta–.
Listas están las manos, la vida,
el alma,
para la siembra.

(Malvi Baldellou)