Hermano mayor

Con lo que yo te he dado, Señor,
y tú, regalándote por igual
a tus hijos díscolos.
Con lo que yo te he amado,
y tú derramando tu amor
sobre buenos y malos.
¿Cómo puedo hacerte ver
que merezco más,
necesito más,
espero más?
¿No los vas a castigar?
¿No exigirás que purguen sus delitos?
¿Vas a seguir poniéndoles la mesa
para que devoren mi herencia?
¿No me darás a mí un premio?
¡No! No me intentes convencer
confundiendo misericordia y justicia.
A mí, que desde joven te he dado todo.
Yo que no he fallado un día,
cumplidor sin tacha...
¿Cómo es posible?

Y tú, en silencio, me miras
con dolor y paciencia
por todo lo que no entiendo.

(José María R. Olaizola, sj)