Salmo 94 (en singular)

Ven, aclama al Señor, que sostiene tu vida, que te salva del sinsentido, de la indiferencia, de vivir una vida a medias. Ven, aclama al Señor, la roca sobre la que puedes caminar y construir tu vida.
Entra en su presencia allá donde estés, y sé consciente de la desproporción. Su grandeza, tu necesidad. Él te ha creado, te ha dado la vida. Tú eres parte de su creación. Él te muestra un camino, y tú puedes recorrerlo. Pero ni impone, ni anula. Bendice al Señor, porque él es tu Dios, tu fortaleza.
Ojalá escuches hoy su voz. No endurezcas tu corazón, que es una tentación universal. Prescindir de él, comprar otras lógicas, otros discursos, otras maneras de ser. Tentarle, exigiéndole pruebas… No caigas en ello. Escúchale, y respóndele.

(adaptación de Rezandovoy)