Caná

Haced lo que él os diga
y convertiréis
el pozo gris en puerta de color,
el rescoldo en hoguera,
el balbuceo en canto,
la borrasca en fiesta.

Haced lo que él os diga,
o, mejor aún, lo que él haga.

No os conforméis
con el sí de los borregos,
el quizás de los vacilantes,
o el no de los descontentos.
Vuestro sí ha de ser pasión.
Vuestra duda, compromiso.
Vuestra negación, profecía.

Llenad con agua las tinas
que han de saciar la sed
de este mundo desquiciado.
Que se convierta en vino
de locura para los aburridos,
cordura para los exaltados,
seguridad para los afligidos,
vacilación para los arrogantes.

Brindaremos, al fin,
en la mesa de todos,
que el mismo Dios prepara
desde que encendió la luz
por vez primera.

(José María R. Olaizola, sj)