Fuego

Que tu fuego arrase
certidumbres anquilosadas,
mecanismos de defensa,
muros que aíslan;
que acabe con las leyes ciegas,
y destruya esos laberintos banales
donde se esconde el egoísmo,
para no salir a la luz del día
donde tu Amor podría alcanzarlo.
Que tu fuego encienda
hogueras,
y calienten la noche fría
de quien tirita
   de soledad,
   de pobreza
o de sinsentido;
que a su calor surjan
nuevas preguntas,
se nos derrita la indiferencia
y se gesten relaciones profundas.
Que tu fuego ilumine los caminos
que aún tenemos que recorrer,
más allá de la oscuridad y el silencio,
hacia tu Paz y tu Palabra.

(José María Rodríguez Olaizola, sj)