Salmo 129 (desde Dios)
Desde lo hondo me gritas. Desde tus heridas, anhelos, sueños, preocupaciones, ilusiones. Desde tus desvelos y tus esperanzas. Desde el amor que sientes, y el que no terminas de alcanzar. Yo escucho tu voz. Nunca dejo de atender a la voz de tu súplica. Sabes que no llevo cuenta de los delitos, no estoy constantemente midiendo cumplimientos o exigiendo perfección. ¿quién podría vivir así? De mí procede el perdón. Espero que así comprendas quién soy y me ames.
Tú me esperas, esperas confiando en mi palabra. Me aguardas más de lo que el centinela, tras una noche de vigilia, espera que amanezca para reposar.
(Rezandovoy)
Tú me esperas, esperas confiando en mi palabra. Me aguardas más de lo que el centinela, tras una noche de vigilia, espera que amanezca para reposar.
(Rezandovoy)