Confianza en el Señor

El que pone su seguridad
en el cumplimiento
de las leyes,
se ha entregado
a un amo
frío e impersonal
que sanciona
nuestra complejidad
como un golpe de cuchillo.
El que pone su valía
en la opinión ajena,
se ha entregado
a muchos amos
externos a sí mismo,
que lo ensalzan
o lo condenan
a su antojo.
El que pone su autoestima
en alcanzar las metas
trazadas por sí mismo,
se confía
a fuerzas oscuras
que nos mueven
desde las propias sombras.
El que pone su confianza
en el Señor,
se ha entregado
al misterio personal,
que nos acoge
en nuestra complejidad
tan ambigua,
nos aprecia
con un amor
inmune a la decepción,
nos libera
de nuestro yo oscuro
al ofrecernos
crear su designio,
y nos integra,
rotos por los límites,
en la comunión
de su abrazo infinito.

(Benjamín González Buelta, sj)