Ese silencio
La oscuridad que atenazaba al niño que fui
la soledad que hiela la piel sedienta de caricias
el lugar donde viven los miedos innombrables,
el silencio que aplasta.
Donde nunca he dejado entrar a nadie.
Los sueños que sé que nunca se cumplirán.
Los trozos de mi imagen rota retumbando al caer.
Los amores no correspondidos, ignorados, burlados.
El cuerpo que comienza a fallar
desvelando una fragilidad traidora.
Donde me siento tan solo que ya no oigo
a mi corazón latir ni a mi pecho respirar. Ese silencio.
Justo ahí, donde nada parece poder vivir,
escucho tu voz.
Que calma la tormenta
que sana la herida abierta
que me llama a mí, por mi nombre
que traspasa todas las barreras.
Y ya no es posible el silencio.
(Javi Montes, sj)