Despiértame

Antes de que cante el gallo
te fallaré mil veces,
y acaso sin saberlo.

Confundiré seguir con soñar,
y así, en fantasías sin sentido,
olvidaré la dirección que me señalas.
Me distraeré en peleas sin causa,
defendiendo trincheras
que a nadie importa tomar.
Perderé el tiempo
en laberintos absurdos,
mientras tú esperas fuera.
Me dormiré, distraído por canciones,
mientras tu voz, clamando en mil gargantas,
no consigue abrirse paso
hasta mi ruido controlado.
Buscaré atajos
para evitar la dureza.
Tal vez te niegue.

Pero tú sabes
que no es rechazo,
es solo miedo.
Miedo a perder.
Miedo a sufrir.
Miedo a arriesgar.
Miedo a vivir.

Despiértame,
y que, al abrir los ojos,
tu gesto me muestre el camino.

(José María R. Olaizola, sj)