Que a nadie le falte

Que a nadie le falte
el pan de la vida,
ése que da el trabajo,
el pan nuestro cotidiano,
el que comparten y esperan
todos los necesitados.
Que a todos llegue sin falta,
que no lo acaparen
ni privaticen los de siempre.

Que a nadie le falte
el pan del amor,
ése que se vuelca contigo
sin preguntas ni demora.
y te enciende y te trabaja
hasta volverte de los suyos.
Suyos tus latidos, tus zapatos
y tus caminos suyos, desde
tu Oriente hasta su ocaso.

Que a nadie le falte
la hora de Dios,
la que te desnuda
de respuestas y certezas,
la de la noche oscura y el desierto
que deja en el desguace tu yo.
La de la llamada en lo profundo
iniciándote a lo abierto e infinito.
La del amén, el sí y el ¡confía!

(Seve Lázaro, sj)