Señor de mi vida

Señor de la Vida,
que te presentas por sorpresa,
que apareces en mi espera,
que conmueves mis entrañas cuando te pienso
y me emocionas cuando te nombro.
Señor de la Vida,
que con tu «alégrate» haces grande mi esperanza
y me lanzas a los «sí» infinitos…
mueve siempre mi entrega hacia la profundidad de tu Reino,
y mi vida hacia la inmensidad de la Tuya.
Señor de la Vida,
Señor de mi vida.

(Glòria Díaz Lleonart)