Coloquio en salida

Oigo mi nombre en tus labios, Señor de la Vida,
que me invita a salir al Reino,
con mis temores, pero con tu fuerza;
con mis dudas, pero con tus certezas;
con mis tropiezos, pero con tu mirada puesta en el horizonte;
con mis inseguridades, pero con tu promesa;
con mi debilidad, pero con tu esperanza;
con mi nada, pero con tu todo.
Y entonces salí, con ilusión y empeño, hacia el Reino
y no vi más que sonrisas, abrazos y encuentros.

(Glòria Díaz Lleonart)