Coloquio de perdón

¡Qué bien sienta escuchar en tu adentro:
«tus pecados quedan perdonados»!
Y saber que es verdad.
Que tu corazón queda más blanco que la nieve.
Que las lágrimas por tus errores
riegan nuevos campos de flores.
Que la piedra en la que tropezaste
se convierte en parte de tu reconstrucción.
Que la oscuridad de tu alma agitada
se torna en amanecer prometedor de luces claras.
Que tus parálisis y estancamientos
se tornan en rutas y veredas por recorrer.
Que tus ciénagas interiores
se transforman en parques donde tu niño interior quiere salir a jugar.
Que tu barro agrietado,
el Buen Alfarero lo amasa hasta sacar la vasija más hermosa.
Que tus muros derruidos,
el Buen Arquitecto los utiliza para levantar una fortaleza inexpugnable.
Que donde abundó el pecado,
sobreabundó la gracia.
Sí. Así es tu perdón, Señor,
cuando se derrama sobre nosotros.

(Fermín Negre)