Adaptación de 1Tes 5, 16-24

Mantén siempre la alegría. Y no dejes de orar. Da gracias a Dios cada día, y por tanto bien recibido. Esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de ti. No apagues el espíritu. Y no desprecies el don de profecía que se te ha dado. Tienes que hablar en su nombre. Y examina la vida, quedándote con lo bueno. Guárdate de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la paz te consagre totalmente, y que todo tu espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida de Nuestro Señor Jesucristo. Él, que te ha llamado, es fiel y cumplirá sus promesas.